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Compartir piso en el extranjero: ¿Buena o mala idea?

¿Sueñas con compartir piso al estilo americano? Enriquecimiento personal, apertura mental, momentos compartidos,... Las palabras faltan para calificar una experiencia tan interesante y enriquecedora...que también puede transformarse en pesadilla si no respetas algunas reglas de base. Descubre las ventajas de compartir piso en el extranjero y aprende a afrontar las pequeñas dificultades del día a día.

Compartir piso en el extranjero para descubrir mundo

Optar por un apartamento en piso compartido con personas llegadas de los cuatro confines del mundo, es un medio inesperado de enriquecer su cultura y abrir la mente. Descubrirás en lo cotidiano el modo de hacer las cosas de cada uno de los países presentes, sus hábitos alimenticios y hasta las costumbres religiosas pasando por las tradiciones culturales. Compartir piso con estudiantes será también una gran ocasión para perfeccionar tu nivel de idioma y puede ser una manera, ¡también para aprender varios idiomas al mismo tiempo!

Escucharás así mismo a tus compañeros de piso hablar de su familia, de sus amigos, de su modo de vivir la vida en sus casas, e intercambiando vuestras experiencias personales, aprenderás a mejor comprender vuestras diferencias. A pesar de todos estos puntos positivos, compartir piso en el extranjero tiene también sus inconvenientes y solicita esfuerzos de la parte de cada uno para que haya buen ambiente.

Encuentra pisos amueblados en alquiler Los inconvenientes de compartir piso con gente de todas partes del mundo

Las reglas de convivencia que son la base para convivir bien con un grupo de personas: deberás adaptarte a las diferencias culturales. Si las diferencias parecen muy enriquecedoras en un primer momento, podrán convertirse en fuente de problemas y conflicto en el día a día. En efecto, podrás sentirte agredido por la lejanía amical de algunos de tus compañeros o por los hábitos alimenticios de algunos otros que comen a cualquier hora del día, pero que no comparten la comida contigo. Sin hablar de esos compañeros que llegan siempre con 30 minutos de retraso a todas vuestras quedadas...

Por otro lado, los intercambios pueden ser moneda de cambio cuando uno no controla el idioma del otro. Y a veces, uno puede sentirse herido por la manera de hablar de un compañero de piso que va sin embargo con buena intención. Lo mejor en este tipo de situaciones es siempre intentar hacerse comprender con el fin de evitar los problemas y tener siempre en la cabeza que cada nacionalidad tiene sus propios códigos a los cuáles hay que saber adaptarse.

Si todo el mundo que llega tiene la fuerza para comprenderse y tomar la distancia para respetar el espacio personal y el estilo de vida de los demás, no hay ninguna razón para que haya problemas. Por ello, animémosnos y !viva el compartir piso en el extranjero!